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lunes, 8 de abril de 2013

Un viaje en el que solo faltabas tú.




Un viaje lleno de emoción, sorpresasalegría, esperanza, ilusión.

            
Un viaje en el que solo faltabas tú.



Después de mucho tiempo sin colaborar físicamente con la fundación me embarqué en la nueva actividad para la creación de una biblioteca en Las Rosas, a menos de  20 minutos de la frontera con Haití, un pueblo que no aparece en el mapa, y donde el más cercano se encuentra a treinta minutos en 4x4, una hora en burro o más de dos horas caminando.

En el viaje desde la capital, conforme avanzaban los kilómetros, se  modificaba el paisaje de bullicioso y edificado, a frondoso y silencioso. Coches, motos, vendedores, camiones, edificios, taxis, peatones, semáforos, laderas, vacas, toros, arrozales, plataneros, ríos,  vacas, gallinas, chivos, colinas , montañas, casas, senderos, niños, caballos...

Después de más de seis horas y media, y unos 350 km de curvas, subidas por carreteras sin asfaltar, bajadas, baches, y muchas preguntas a pastores, ganaderos, y trabajadores a lo largo del camino, llegamos a las cuatro y media de la tarde a aquel maravilloso lugar, donde niños de diversas edades nos esperaban sentados en el aula de la escuela desde las dos y media de la tarde, bien vestidos y peinados.


Sí, el viaje había sido largo, pero ¿cómo negar que su espera no había sido peor que la nuestra? 
Imagínate con 4, 6 ó 9 años, sentado en el aula, un viernes después de clase y con una temperatura de 28º. Para unos pies inquietos y unas mentes soñadoras esa fue una verdadera cárcel.


Así que comenzamos el trabajo con nuestra mayor sonrisa.



Allí llegaron don Pepito y don José a contar la historia del saludo, la educación cuando llegamos a un lugar y el deber de despedirnos.


-Hola, Don Pepito
-Hola, Don José... 
Cantaban sonrientes los niños.


Más tarde leímos e interpretamos el cuento de Juan Boch El negocio de Doña Hormiga, el cual entretuvo a pequeños y mayores. Cambió sus perspectivas por completo cuando realizamos, al terminar de leerlo, una actividad sobre la economía.


Transcurrió la tarde entre canciones, bailes, lectura de adivinanzas, entrega de libros y material didáctico para cada uno de los asistentes.










Después de aquella maravillosa tarde, les hicimos entrega de los libros donados por FUNDALED para su recién terminada biblioteca. Al comprobar que el lugar y las condiciones eran propicias para el almacenaje de los libros y fomento de la lectura, nos llevamos una grata sorpresa, pues esa comunidad realmente había hecho un buen trabajo con la creación del espacio para su propia biblioteca.

Fue una tarde llena de sorpresas y emociones.
Llegó la hora de conocer el lugar en en el que nos hospedaríamos esa noche. A unos 30 metros de la escuela, en el mismo camino, encontramos nuestro segundo hogar. Allí don José, ganadero de vocación y constructor de profesión, y Lurdes, maestra y directora de la escuela, nos abrieron las puertas de aquel maravilloso lugar.



Se había hecho tarde, pero después de una copiosa cena casera y criolla, nos encaminamos a sembrar más granitos de arena, llenos de esperanza por el pueblo. 

De una manera informal, acompañados por los voluntarios que nos recibieron la llegada y por dos linternas, conocimos algunas personas más de aquel paraje. Charlamos, nos aconsejaron, encendimos una pequeña luz en su camino. De regreso por aquel camino de tierra, con el cielo  plagado de estrellas que iluminaban el alma, contábamos sonriendo la emoción vivida aquel intenso día y agradecimos todo lo sentido gracias a la inmensidad del universo.

Me gustaría describirte aquel cielo infinito, y que sintieras, al igual que nosotros, cómo los astros caían ante nuestros ojos. Pero tanta inmensidad y belleza es difícil de detallar.

Después de dormir plácidamente en nuestro nuevo hogar fue el gallo madrugador quien nos despiertó con su mejor  quiquiriquí. Al salir a contemplar el nuevo amanecer, una manta de niebla nos descubría poco a poco el paisaje embriagador y colorido. Algo curioso, acostumbrada a las temperaturas europeas, los lugareños dicen tener frío con una temperatura de 15º. Pero pronto salió el sol, y nos deleitó con un juego de colores y texturas  sobre aquellas frondosas montañas.
               
                   Qué lugar, cuánta belleza, cuánta paz.



Después de un desayuno en el campo (muy copioso y energético), nuestra visita continuó en la escuela con algunos maestros, para orientarles  sobre cómo manejar la biblioteca. Nos encantó poder resolver sus dudas y atender sus peticiones.



Y sintiéndolo mucho, esperando volver a pisar aquel yacimiento de alegría, pusimos rumbo a la capital con unas horas de paisajes únicos por delante.

Días largos, pero extremadamente satisfactorios .


Hoy te invito a que me acompañes en mi próxima aventura, pásate por FUNDALED.




Gracias al Cuerpo de Paz, a los maestros  y todos aquellos que colaboraron para que esta actividad se llevara a cabo.



IndhiraR.