Cantarme al oido canciones de la niñez.
Y transportarme al frio invierno del campo,
volver a sentir el tazon ardiente de chocolate en mis manos.
Disfrutar de ese aroma a mañana húmeda entrando por la venta.
Como juega la mente y me transporta a esos recuerdos,
Canta, canta, canta...
Regalame tu tiempo, hazme soñar con lo eterno.
Que maravilla que me cantes un recuerdo.
Y aunque ya no me mires , y aunque ya no me beses
sigo necesitando tus sueños.
Hoy te invito a congelar las manañas en las que nos rodeabamos de deseos.
Sawabona
Indhira R.