Aunque florezcan los cerezos...

Después de un tiempo sin contarte como veo el mundo. Me decidí a romper el hielo. Podía decirte que ya es primavera, que se desborda el corazón de los maravillosos amaneceres que podemos disfrutar.
 Pero fuera de eso, quiero acercarme un poco a las almas que siguen sintiendo el inviernos aunque fuera florezcan los cerezos.




Chocan las gotas contra la repisa.
Tras la ventana llueve en abundancia, el cuerpo tumbado, cansado de una semana incesante.

Existe una parte de ella que no deja de temblar, no hay frío, pero se siente fría.

La melena toda enredada habla de sus pesadillas, los párpados hinchados, los labios con heridas de sus propias mordeduras.

Pero respira,
respira aunque parezca un cadáver con la mirada perdida en el espejo frente a su cama.
Cada cierto tiempo aun surcan por sus mejillas lagrimas, y gracias a que casi no pestañea puedes observar el avellana de sus pupilas.
Las cicatrices en su cuerpo te invitan a imaginar su historia.
Aunque es complicado entender cada una de las huellas que existen en su piel.

Esta tan quieta que antes de escuchar sus latidos,
 puedes verlos bailar en su pecho.
El bombeo se mezcla con el sonido de algunas gotas más gordas que caen y rebotan en el cristal junto a su cama.
 Podríamos decir que aun en su total desprecio hacia el mundo, sigue creando música celestial.
Pero no se percató de su belleza, lástima.

Así, tirada entre las sabanas,
dirás que se le acabó el mundo...

Y todo fue debido a una noche de pensarte .



Sawabona...