
Porque estar triste es una opción personal, y en días como hoy parece la única.
Ni te planteas que no es necesaria la pena.
Todo gira entorno a tu desaliento, no importa lo feliz que hayas podido ser hace unos días o unas horas... sientes el peso de las lagrimas en tu rostro como rocas pesadas
que se deslizan arrancando parte de ti, llevándose el dolor y la angustia.
Mientras las sientes piensas que nunca terminará. Pero después de la tormenta la calma siempre llega. Y cuando cesa tu llanto cesa la desesperación, y todo tiene un color diferente. No ha vuelto la sonrisa a tu rostro, pero si la paz al expulsar esas pesadas piedras.
Y comienzas a diseñar una nueva estrategia de crecimiento. Y no ves el fin como tal.
Y como el ave fénix resurge tu fortaleza.

Solo necesitas esa fuerza de la caída para subir más alto.
Hoy te invito a lanzarte al vacío y soltar lastres...
Sawabona
Indhira.R